Mensaje del fundador

Mi sueño cumplido

Nací en el seno de una familia de clase trabajadora hace 52 años. Mis padres tan solo fueron a la escuela hasta los 12 años. Tuvieron dos hijos y dos hijas y durante toda su vida se deslomaron a trabajar para que nosotros pudiésemos estudiar. Los cuatro fuimos a la universidad y a los cuatro nos ha ido bien en la vida. Nuestros padres nos dieron amor, seguridad y acceso a una buena educación haciendo un enorme sacrifico personal y privándose de todo lo que no fuera trabajar para darnos a nosotros la oportunidad de tener una vida mejor. Ellos no habían estudiado tan apenas, pero entendían perfectamente que nuestra educación era la clave para que progresásemos en la vida. Así es; la educación es el futuro de las personas y por ende el futuro de un país. Una persona sin educación tiene muy difícil progresar y un país sin ciudadanos con un buen nivel de educación, consiguientemente tiene muy difícil avanzar. Ese es uno de los motivos por los que los países pobres no salen de su pobreza.

Siempre me he considerado una persona muy afortundada. Afortunado por tener los padres que tengo; por haber nacido en un país desarrollado; porque en mi vida he logrado hacer aquello que deseaba (no sin un gran esfuerzo personal, eso debo decirlo); porque hasta ahora gozo de buena salud (cruzo los dedos); porque tengo una familia que me quiere y amigos. ¿Qué más puedo pedir?. La verdad es que me siento tan afortunado que más que pedir nada más, doy gracias cada día por mi buena fortuna.

Desde siempre me han gustado los niños y la educación. De hecho me dedico a la educación desde hace más de 20 años. Cuando veo a niños sufrir me duele el alma profundamente. Ellos no tienen la culpa de las guerras que organizan los adultos; pero las sufren y eso les marca profundamente y un día algunos de ellos guiados irremediablemente por lo que han vivido continuarán esas guerras y con el sufrimiento de otras personas; de otros niños. Ellos no tienen la culpa de no poder estudiar, como yo y mis hermanos pudimos hacer, porque desde que son bien pequeños tienen que trabajar en condiciones miserables para poder comer cada día.

Hace un tiempo comencé a sentir la necesidad de poner mi granito de arena para intentar ayudar a los niños que sufren en este mundo. Mi empresa iba viento en popa y decidí hacer una Fundación. Y llegó el Covid y mi empresa se vió tremendamente afectada con un descenso de la actividad de en torno al 90% y pensé que no era el momento. Sin apenas actividad y un poco hastiado de la situación decidí pasar una temporada en Nicaragua. Viajar a un país mucho más pobre fue una cura de humildad. En esos días yo pensaba que tenía problemas, pero allí aprendí que lo mio no eran problemas, sino piedras en el camino que seguramente lograría apartar. Y aprendí a sonreir otra vez y a dar gracias de nuevo y a eso me ayudó mucho el carácter de la gente de allí: siempre amables y sonrientes.

Un día me armé de valor y fui a visitar el vertedero de basura de León; la ciudad en la que residí durante esos meses. Me habían dicho que allí había niños recogiendo cartones, plásticos y vidrios con sus padres cada día para poder venderlos y sacar unos dólares con los que mal comer cada día.

El vertedero apestaba y allí estaban, adultos y niños hurgando con sus manos entre la basura. Me acerqué a uno de ellos y le dije “¿Qué onda?” (saludo típico de allí que significa ¿qué tal?). Era joven, pero parecía tener mil años ya; vestía harapos y estaba muy sucio. Se irguió,  me miró con una mirada limpia y sonriendo de oreja a oreja con una sonrisa sincera me dijo “jodido, pero contento”. Eran tan francas su respuesta, su sonrisa y su mirada, que me conmovió. Esa es la forma de ver la vida de esta gente que no tiene nada, porque no esperan nada y se conforman con vivir cada día, mientras nosotros, que lo tenemos todo o casi todo, nos agobiamos por nada o casi nada. Que contraste tan grande. Quizás cada uno de nosotros deberíamos reflexionar sobre ello. Estuve hablando con él un rato. No sabía cual era su edad; “debo tener unos 28 o 30 más o menos” me dijo, encogiéndose de hombros. Tenía 6 hijos. En ese momento los más pequeños estaban en la chabola a cargo de su hija mayor que según él tenía 12 años , mientras su mujer y los demás hijos estaban trabajando como él en el vertedero.

Salí del vertedero verdaderamente tocado en lo más profundo de mi ser y tomé la firme decisión de intentar sacar de allí a la mayor cantidad de niños posible y escolarizarlos. Como mínimo esos niños debían terminar la Educación Primaria y si fuera posible la Secundaria. Eso les daría la posibilidad de encontrar trabajos más dignos y tener una vida mejor. Porque sin educación esos niños crecerán allí, sin posibilidades de salir de allí y tendrán hijos que crecerán allí, que a su vez tendrán hijos que crecerán allí y así se perpetuará ese círculo vicioso de miseria.

Comencé a hacer los trámites para crear la Fundación pese a que financieramente el momento quizás no era el mas idóneo debido a la pandemia, pero tenía que hacerlo y por fin ya está aquí y me siento tan contento que deseaba compartir con todos vosotros y vosotras mi enorme alegría.

La Fundación Newlink se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.  Concretamente con tres de ellos:

Y basa sus líneas de actuación en dos:

  • La primera encaminada a hacer todo lo posible para eliminar situaciones de pobreza en cualquier lugar del mundo. En este ámbito se enmarca el proyecto que vamos a comenzar este año y que tendrá una duración mínima de 10 años cuya meta es dar una buena escolarización a los niños del vertedero de basura de León (Nicaragua) y ayudar a sus familias a romper el círculo de miseria en el que viven.
  • La segunda encaminada a ayudar a menores de edad españoles que tienen un buen expediente académico para que disfruten de una experiencia educativa excepcional para que así puedan acceder a un mejor futuro profesional y de este modo poner un granito de arena para el progreso de nuestro país. En este ámbito se encuadran las becas que ofrecemos para estudiar ESO o Bachillerato en USA.

En los dos casos los protagonistas son los niños y la educación. Mis dos pasiones y dos cosas en las que creo firmemente: los niños son el futuro de la humanidad y ofrecerles la mejor educación que se pueda en cada momento y circunstancias es el mejor modo de ayudarles a crecer como personas, dándoles así la oportunidad de que mañana puedan ayudar a otros niños también a vivir mejor, construyendo así poco a poco entre todos, un mundo mejor.

don Chema Pascual Franco, fundador de la Fundación Newlink